Yorbis Esparragoza | Filosofía antimarxista

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lunes, 4 de marzo de 2019

El parásito de tu vida



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Un político trabaja no trabaja con dinero sino con el de los demás




La deontología es la parte de la ética que estudialos deberes tanto de casos específicos, en la vida cotidiana, como del comportamiento armónico entre ciudadanos ¿Qué tiene que ver esto con el título del artículo? Si lo analizamos bien, tiene que ver mucho y se lo explico con dos ejemplos:


Los parásitos conocidos. Algunos hombres descaradamente viven de sus padres hasta los 30 años más o menos, cuando le baja un poco la cuota porque consiguen vivir de su pareja o de algún amigo, todo puede variar dependiendo del nivel de manipulación.

Por supuesto, esto no indulta a las mujeres pero, por lo general, algunas hacen otras jugadas para ser parásitos. Hacerse la víctima, la sufrida, la poco amada, la fea o incomprendida; son parte de los anzuelos usados para conquistar huéspedes. 

Ambos casos se logran mintiendo, teniendo doble moral: una perfecta construida con ayuda de familiares y amigos alcahuetas (víctimas que en su momento fueron buenos huéspedes) y aquella moral que pregona. Todo parásito tiene ego elevado, que raya en la pedantería. Realmente, su moral es negra y putrefacta, como su alma.

¿Cómo logra el parásito vivir de su huésped? el parásito detecta alguna debilidad afectiva, que aprovecha a su favor, logrando así obtener beneficios sin mucho trabajo. También, la belleza tiene mucho que ver con algunas de las estrategias del parásito en la vida del huésped. Si es poco/a agraciado/a físicamente suele ser muy inteligente, esos son los peores y más peligrosos. Los parásitos bellos son más torpes en la manipulación (se confían mucho) y el encanto se acaba con el tiempo. Solo bosquejo generalidades, hay casos de casos.

El parásito vive de la buena voluntad, la ingenuidad y el poco amor propio de su huésped.  

Los parásitos desconocidos. Este tipo de parasito no tiene que ver con el aprovechamiento de uno o algunos, sino de todo un país y sin que se den cuenta: el que vive del Estado. Uno de mis mentores en liberalismo, Henry Leal, hace poco me dijo algo muy obvio (pero a veces lo obvio no lo vemos) “la servidumbre te facilita el ser un parásito, no por el hecho de ser fácil, sino porque no hay muchas opciones”. Por eso vemos en Estados totalitarios como Cuba, Nicaragua, Venezuela y pronto México; como hay bonos por cualquier cosa o festividad: niñez, juventud, vejez, madre soltera, madre del barrio, discapacidad, embarazo, Día de Reyes, Niño Jesús, Guerra económica, Batalla “X”, Día del padre, Día de la madre, etc.

Date cuenta que en un mes es posible cobrar más de un bono. No obstante, se sabe que con los controles económicos de estos países, los bonos no dan soluciones, sino efectos placebo.

También, date cuenta que todo lo dado por el Estado no sale del bolsillo de los políticos, sino de los contribuyentes. Mucha gente vive de ti y no lo sabias.

Entonces, la deontología del parásito se refiere en arrimarse a otro para obtener lo que se necesite con poco o nulo esfuerzo, no importa la naturaleza del huésped; eso sí, no debe morir. El reemplazo de un huésped debe ser visto y planificado con anticipación.

¿Ya ve por qué un parasito es útil para el gobierno que suprime libertades y los próximos que no ofrecen cambio de sistema, sino el nombre de los líderes?

¿Entiende que para dejar de mantener a otros, al menos con los parásitos no conocidos, es importante el cambio de sistema? 


Publicado en Mises Report

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