Hace 200 años Juan Germán Roscio definía la libertad como: “El derecho que el hombre tiene para no someterse a una ley que no sea el resultado de la voluntad del pueblo de quien es él individuo, y para no depender de una autoridad que no se derive del mismo pueblo: leyes humanas, no divinas”. La voluntad del pueblo suele ser pisoteada por coacción de sus propios gobiernos que no ejercen su principal función (no por ignorancia sino por la ambición de poder y control): no intervenir en la vida de los ciudadanos a menos que se encuentre en riesgo la paz. El marxismo no existía para el momento en el que Roscio escribe El triunfo de la libertad sobre el despotismo, lo cual nos da a entender que los sistemas opresores siempre van a existir, con sus mutaciones, unas peores que otras.
Roscio redactó el acta de la Independencia de Venezuela y confesó en su libro su arrepentimiento por haber colaborado con el régimen de Fernando VII, enmendó su falta con su incansable lucha en contra de la tiranía ¿Cuántos políticos en Venezuela estarán dispuestos a realizar una mea culpa respecto a su colaboración con el despótico socialismo? Roscio lo hizo, pues en su momento se había cegado ante los que defendían a la esclavitud.
La obediencia ciega es la servidumbre del individuo y está ligada a la incapacidad de discernir entre lo bueno y lo malo, es decir, posee una conciencia adormecida. Quien sólo acata y no mantiene una postura crítica a los mandatos del gobierno, se convierte en colaborador de su desgracia y la de su prójimo, sea cual fuere la causa de su adormecimiento.
La tentación puede ser grande, el socialismo ofrece villas y castillas, pero como todo sistema que crece por medio de la fuerza, también es traidor y podrías pasar de colaborador a perseguido. Ser un borrego es fácil, sólo hay que dejarse llevar, en cambio, ofrecer argumentos en defensa de la libertad y negarse a la tentación no lo hace cualquiera, se requiere tener las virtudes cardinales (prudencia, justicia, templanza, y fortaleza) bien plantadas en la personalidad ¿cuál político opositor venezolano no es colaborador?
Los políticos venezolanos no hacen crítica como un ejercicio reflexivo para hacer entender que el socialismo es el enemigo y cómo defenderse ante sus constantes ataques, sino que es una crítica quejumbrosa hacia particulares del oficialismo, se atacan a individuos no a la ideología. Tampoco existe plan en contra del socialismo, sino solicitudes de permiso al gobierno para poder hacer (lo que sea que se quiera hacer). Los partidos políticos opositores son colaboradores del socialismo al no enfrentarse ideológicamente, vemos socialdemocracia peleando con el socialismo, entonces no hay socorro ante la torpeza y la libertad sigue estando cautiva.
Como dijo Roscio “¿Pensáis acaso que suprimiendo vicios, y fingiendo virtudes en los idolillos de vuestra devoción, removéis los absurdos y contradicciones que forman nuestro moderno sistema?”
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