Yorbis Esparragoza | Filosofía antimarxista

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domingo, 11 de septiembre de 2016

¿Por qué el socialismo es el sistema preferido?


El socialismo es un culto hacia algo que no existe: el paraíso en la tierra. A cambio de vender el alma, sus seguidores sirven a papá Estado para repartir miseria. Veamos como:

Sucede que el socialismo al ofrecer asistencia social, dándote una “ayudadita”, lo único que hace es quitarte peso de lo que tú como adulto debes asumir y hacerte dependiente: se encarga de la educación de tus hijos, del pago de productos de primera necesidad mediante subsidios para que los canceles al precio irreal, de darte el crédito con bancos del Estado a tasas de interés muy bajas y años de gracia; en fin, regalar, regalar y regalar. No obstante, nada que sale del Estado es gratis; en algún momento te pasa la factura.


De igual manera pasa con otra tarea del socialismo que es la justicia social. Con leyes y procedimientos, te vende la “buena fe” de su gestión para que no te despidan de tu empleo dando inamovilidad laboral, así hayas producido daños a la empresa; que el sindicato extermine con cualquier intento de la empresa de actuar a su favor, que esa empresa sea expropiada si se pone muy belicosa, para que tú, luego, disfrutes de una supuesta “producción nacional”, por ejemplo.

Alguien estará leyendo esto y se preguntará ¿qué tiene de malo que el gobierno ayude al pueblo a surgir? Pues todo. El gobierno no te está ayudando, te está sometiendo a un régimen en el que decide por ti el qué, cómo, cuándo y dónde de cualquier cosa.El Estado socialista te dice: ¡Tú no eres capaz de crecer por tu cuenta!, yo debo ayudarte. ¡Te convierte en un parásito!Entonces, suponga que Ud. tiene un amigo con trabajo de 8 horas, bien remunerado, que le permite 2 semanas al año de vacaciones en una isla paradisíaca, tiene hijos en colegio importantes y una esposa que tiene un pequeño negocio de postres el que le va muy bien; la familia está tranquila con los pagos de la casa y el carro. Ud. desea eso también, pero no sabe cómo y no tiene estudios universitarios como su amigo y para colmo de sus males, trabaja en un establecimiento de comida rápida que odia. Luego de digerirlo bien, se da cuenta que a Ud. siempre le gustó dibujar y, se le ocurre montar su primera tienda de tatuajes. Mientras continua con el trabajo detestable, práctica sus bocetos, busca quien le enseñe el arte de tatuar, ahorra algún dinero y alquila un pequeño espacio. Invita a otro tatuador a trabajar junto a Ud. y su negocio comienza a dar frutos. Pronto, Ud. no se siente perturbado por la vida de su amigo, abandona la estúpida idea de cualquier socialista que envidia al prójimo y se siente satisfecho por la decisión que tomó.

¿En algún momento del ejemplo ve reflejada la mano del Estado? Dirá que sí, en los impuestos. Pues claro, algún impuesto le tocará pagar, sea IVA o licencia por abrir el local. ¿Algún otro control o ayuda? Ninguno.
Pero, el GRAN PERO, es que este sistema paralelo de no ayuda estatal, no satisface a muchos porque te otorga las riendas de tu vida y eso ASUSTA ¿Ser responsable de mi vida? ¿En serio?

El socialismo premia al estudiante mediocre dándole becas a todos porque según “todos merecen la oportunidad”, al empleado incapaz porque “la empresa siempre te va a explotar”, incita al mercado negro porque “con controles eliminamos la usura de las grandes corporaciones”, destruye a la familia porque “el aborto, el matrimonio gay con adopción y el feminismo; son reivindicaciones de las minorías”. Todas las soluciones dadas por el socialismo son para embrutecerte, para disminuirte y hacerte inútil.

¿Ya ves por qué lo prefieren?
El socialismo es el sistema del pobrecito yo, de la moralidad sustentada en el altruismo absurdo de las emociones y sentimimentalismos que sólo llevan al fracaso y sufrimiento de aquellos que tratamos de sobrevivir.

2 comentarios:

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