Yorbis Esparragoza | Filosofía antimarxista

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martes, 7 de enero de 2014

Único requisito para amar a Venezuela: Amor propio


En la Ética nicomaquea, libro noveno, capítulo VIII, Aristóteles habla del amor a sí mismo. Para este filósofo, el individuo que atiende a la razón es egoísta, pues toma en cuenta primeramente sus deseos personales que se encuentran apetecidos por la voluntad. Esto no debe generar vergüenza, aquel que se ama, podrá tomar para sí los bienes más nobles y no aquello que pareciese útil, y logrará amar a los demás. El que se ama a sí mismo se convierte en un ser útil para la sociedad.
Para el Estagirita, si el Estado es lo más importante de una ciudad, para el hombre lo más importante debe ser uno mismo. Tal vez se catalogue como egoísta semejante actitud, ya que su acepción general es de aquel que desea todos los bienes y placeres para sí. El que quiere bien para sí mismo (hablando del bien clásico helénico enfocado en las virtudes como la justicia y sabiduría, por ejemplo) podrá darlo para los demás. Éste es el egoísmo del cual Aristóteles hace mención, que además utiliza la razón para dominar los vicios.
El feminismo no sólo olvidó esto, sino que se apoderó de la infravaloración que respetados filósofos misóginos como Schopenhauer, Nietzsche, Hegel y Kierkegaard dieron al término de mujer, ya que, supuestamente, las ató de manos para nombrarse como sujeto y convertirse en el negativo de lo masculino.
En la doctrina liberal clásica, con Adam Smith en La riqueza de las naciones, surgió de nuevo el término acuñado por Aristóteles denominado self love, lo que en español podría traducirse como “amor propio”, haciendo referencia a lo que una persona siente positivamente sobre sí misma. Sin embargo, la traducción pierde parte de su significado original, pues self puede no sólo significar gusto por uno mismo, sino la identidad social de un individuo, construida por aquello a lo que ha tenido contribución (su familia, su casa, su club social, sus libros, su guitarra, su status social, etc.).
Estimarse o cuidarse a sí misma es la respuesta al algoritmo feminista de redención de sus derechos perdidos y también con lo que se obtiene el éxito de la feminidad. Para John Stuart Mill en su libro Sobre la libertad “cada persona, cuanto más desarrolla su individualidad, más valiosa se hace a sus propios ojos y, en consecuencia, más valiosa se hará a los ojos de los demás” (p. 76). La vida social y económica de una mujer se resuelve con self love (no buscando ayuda en el Estado), ya que supone a una mujer capaz de respetar sus voces internas y, por otro lado, dedicar tiempo y esfuerzo en materializar lo que le interesa, al someter a prueba sus habilidades vendiéndose como la mejor y como la más capaz en lo que se profesionalice, sin necesidad de abandonar su feminidad ni su más pura y natural inclinación de ser madre o esposa.

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